miércoles, 16 de abril de 2008

El fuego de la vida

Este fin de semana se nos ha estropeado la caldera de casa, lo que nos ha dejado sin fuego y sin agua caliente. Desesperado por conseguir algo de calor en mi habitación, demasiado grande para ser una habitación y demasiado pequeña para ser un comedor, decidí encender la chimenea de la que dispongo en este dormitorio-comedor.

Tras más de 2 horas de intentos frustrados, y de quemar todo lo que podía y tenia a mano, descubrí que soy incapaz de encender fuego, aunque me vaya la vida en ello.
Al principio, me hizo bastante gracia, no obstante, tras conseguir que el fuego se mantuviera encendido mas de 30 minutos, sin tener que avivarlo, me puse a meditar delante de la chimenea sobre el sentido de mi vida.

Desde mi punto de vista, mi vida ha sido como el fuego de una hoguera. Al principio empiezas siendo pequeño, algo te da la llama, ese pequeño aliento que nos da la vida. Poco a poco, vas creciendo, igual que el fuego, te va dando la vida, vas sintiendo como vas creciendo sin darte cuenta, sintiendo como vas ardiendo y haciendote más fuerte, más grande. A la mayoría de las personas, ese fuego se les va alimentando con las cosas que les da la vida: el amor, la esperanza, la ilusión, etc.
Sin embargo, de alguna forma, en mi vida ha faltado ese algo. Mi fuego esta débil, semiapagado, y aunque no se haya apagado del todo, siento que ya no hay cosas en esta vida que lo puedan volver a avivar. Hay días, en los que me levantado, y siento que todo da igual, que es indiferente si ese día comes mas o menos, si caminas algo, si lees, o si sencillamente te pasas todo el día sentado en el sofá.

Y entonces, en el momento menos esperado, veo al pequeño de mi hermano salir de clase, pedirme permiso para hacer algo, o jugar conmigo a bola de dragón, esos momentos son los que me dan la vida y reavivan mi fuego.

En esta vida, cuando piensas que todo se ha perdido, que no hay nada que te pueda volver a ilusionar, o hacerte sentir vivo, en esos momentos, es cuando si te fijas, aparecerán esas pequeñas cosas que te devolverán a la vida y te harán sentirte alguien único y especial.

Si necesitas hablar, acuerdate de mí.




1 comentario:

drib dijo...

muy buena reflexion. ya sabes donde toy cuando quieras charlar